La Llamerada es una de las danzas más antiguas del folclore boliviano; pertenece en sus orígenes a la nación aymara, empero, en las últimas décadas es también interpretada por mestizos y criollos de las ciudades del occidente de Bolivia. 

Su nombre original en idioma aymara es "Karwani". Es una danza mimética precolombina porque imita una actividad concreta del hombre andino: la del pastor y arriero de llamas.  Al ser la danza una de las actividades más antiguas de la humanidad, todo hace suponer que la Llamerada nació con el mismo pastoreo.

Por lo expuesto, se deduce que la Llamerada es una de las danzas más antiguas del mundo andino. Ahora bien, la danza ha sufrido variaciones según las diferentes épocas; ha cambiado su sentido mágico; existen innovaciones fundamentales en la coreografía, vestimenta, participantes y música.

Las variaciones regionales y temporales, han llevado a varias interpretaciones; a continuación describiremos las más importantes:

El Rodeo Andino  
La tradición cuenta que en " épocas antiguas" se realizaba el rodeo andino, consistente en un gran cerco humano en torno a los rebaños de auquénidos.  Concluido el rodeo, se efectuaba la "Huilancha" o el sacrificio de la llama, cuya sangre era ofrecida a los dioses andinos. Según esta interpretación, la danza actual de la Llamerada es un recuerdo del rodeo andino (Fuente: Llamerada Norte de Oruro). 

Postillones y Arrieros 
Otra tradición narra que la Llamerada recuerda a los postillones incaicos, que arreaban a los auquénidos para transportar los productos de una región a otra.  
Esta tradición se empalma con otra que recuerda a los arrieros de la época colonial, sobre todo aquellos que transportaban productos desde y hacia Potosí.

Vida diaria y ceremonia 
La interpretación más adecuada señala que la Llamerada es una danza mimética, porque trata de imitar la actividad diaria del hombre andino; pero, también representa la vinculación ritual con la llama, por eso, la vestimenta de los danzantes es elegante y recupera antiguos signos de poder. 

Participación de la Mujer
En la mayor parte de las danzas del folklore andino, la mujer  participa recién desde hace tres décadas. En la Llamerada, la mujer  tiene participación desde tiempos antiguos porque las labores del postillón o del arriero a Potosí, no eran actividades exclusivas del hombre, eran más bien actividades familiares.

Al ser la Llamerada una danza mimética no podía prescindir de la participación de la mujer. 

La vestimenta
El atuendo es una mezcla de antiguos elementos -utilizados por los Aymaras desde tiempos precolombinos y coloniales hasta el siglo XIX- con elementos del vestuario aymara actual. 

La montera es la característica más típica. Sirve para cubrir la cabeza, su forma es cuadrada bordeada de flecaduras. La forma recuerda el sombrero que utilizaban los aymaras, sobre todo sus autoridades, hasta principios del siglo XX.

La vestimenta del hombre incluye: la camisa de bayeta o de seda; el pantalón de bayeta, corto hasta poco más abajo de las rodillas; calcetas de cayto hasta la altura del pantalón; abarcas; un aguayo de colores que cruza la espalda, posando por el hombro derecho y debajo del brazo izquierdo para concluir amarrado sobre el pecho; un chumpi o faja multicolor que rodea la cintura; una soga enroscada, hecha de la lana de llama que cruza el cuerpo, en sentido contrario que el aguayo. En las llameradas más tradicionales, los hombres también llevan una careta de yeso, con los labios fruncidos, en actitud de silbar. 

El hombre y la mujer portan, en la mano derecha, una honda o Korawa, símbolo de pastores y arrieros. La mayor parte de los "pasos" incluyen el movimiento de la honda, simulando el arreo de las llamas. 

La vestimenta de la mujer incluye: una o más polleras anchas  largas; debajo de las polleras, uno o más centros o mancanchas; blusa  sobre ella un aguayo cruzado, a la manera de la vestimenta que usan las campesinas en día de fiesta. 

Los colores han variado con el tiempo. El tradicional color negro lo utilizan los tatalas; la tropa utiliza diferentes colores, según la fraternidad y según la festividad.

Por ejemplo, los colores que más ha utilizado la Llamerada San Andrés son el rojo y el azul, o sea, los colores de la UMSA. 


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